Ya que estamos en Semana Santa. Me encantaría abordar esta sección con Santa Teresa de Jesús (1515-1582). Era una joven rebelde a la que le gustaban los libros de caballerías, de repente le pareció ver a Cristo y se hizo religiosa.Tiene también obras en prosa, en cuanto a sus poesías, fueron compuestas en ciertos momentos de mayor ardor místico, por la que ella decía que la Divinidad se las inspiraba (quizá a través de las musas). Resulta interesante leer esta poesía desde dos puntos de vista:
1) Amor a Dios
2) Amor a un hombre carnal
Estos místicos como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz (ambos comtemporáneos de la misma época), solían expresar el amor a la divinidad con el mismo lenguaje con el que se expresaba el amor carnal a un hombre o a una mujer; por este motivo se pueden leer sus poesías con este doble sentido.
VIVO SIN VIVIR EN MÍ
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
En mi opinión lo importante es amar, sea a quién sea. Amarse a uno mismo, amar al prójimo, amar a Dios... Cada uno es libre de creer o no en Dios y de sentir devoción o no. AMAR es el sentimiento más intenso y pleno que existe. Cada uno decide hacía donde dirigirlo, el que no ama...no vive.
Jessy